28 ene 2013

Retazos de palabras vestigiales.


El problema. El verdadero núcleo del problema. El problema al desnudo, sin pintura, sin capas, sin ropa, sin piel. Estoy buceando más allá de la piel, sin aire y a ciegas. No veo el problema ni la solución. A mitad de camino la ausencia de aire te aplasta los pulmones; te asfixia. Te fuerza a escoger un rumbo, y piensas que lo mejor es volver (ya que conoces el camino por donde has venido). Y frenas; el miedo a avanzar te paraliza en medio de la nada. Flotas inerte y te mareas, el malestar enredado a la cola de tus neuronas. Pero avanzas, aún sin rumbo y sin percibir la luz (sin el indicio de un sólo rayo que te indique hacia dónde seguir).

De nuevo miras más allá, buscando (los pulmones comprimidos), exhausto. Finalmente tratas de respirar tan profundo como puedes, rendido, y todo estalla en un golpe de tos seca, la tensión desvaneciéndose de cada fibra muscular, los movimientos torpes, automáticos, aún bloqueados, y aún sin luz por fin ves más allá (decepción, resentimiento, culpa, anhelo, miedo, resignación, incertidumbre). Tratas agotado de enfocar la dirección, pero te sientes romper (cada sensación atrapándote y tirando de tu cuerpo en todas direcciones a la vez).

No te sientes mejor escupiendo burbujas de tinta, ni respirando el aire helado que resultó ser el agua en la cual te ahogabas. Pero por un segundo vislumbras la tenue luz del sol.

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